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martes, 15 de junio de 2010

¿Quienes son los niños, niñas y jóvenes del Tercer Milenio?





Son niños, niñas y jóvenes (y en menor grado a personas adultas y abuelos/as) que presentan talentos innatos excepcionales de mayor percepción y sensibilidad en ámbitos fisiológicos, afectivos, emocionales, éticos, conductuales, cognitivos, sociales, psíquicos y espirituales.


Los pediatras mencionan que los niños de hoy tienen un metabolismo diferente e incluso comentan procesos inmunológicos nuevos. Los médicos obstetras se asombran del nivel de alerta que tienen los bebés al nacer: “Nacen con los ojos bien abiertos, reporta un médico obstetra boliviano, el Dr. Gonzalo Córdova, miran todo ¡me miran a mí! como cuestionándome. También tienen un contacto visual muy fuerte con su mamá desde los primeros instantes de vida. Algunas madres reportan contactos telepáticos con ellos/as, incluso antes de nacer. ¡Estamos asombrados! ¡Parece que somos testigos de un salto evolutivo de la humanidad!” (Dr. Córdova, 2005: comentario personal, cp., comunicación personal).

Hace un par de décadas, el mundo entero ha estado presenciando la llegada de oleajes de niños y niñas cuyas características son muy diferentes a las de las generaciones anteriores. China, por ejemplo, ha registrado desde 1970 un aumento significativo de niños y niñas con tendencias psíquicas muy marcadas, relatadas en las obras de Paul Dong y Thomas Raffill, y reportadas también por el Presidente del Instituto de Creática en Venezuela.

Obviamente eran previsibles cambios rápidos en la generación entrante: ya sea por el alto nivel de estímulos que los niños y niñas reciben constantemente, desde el periodo pre-natal incluso, debido al bombardeo de los medios de comunicación y a los avances cada vez más acelerados de la tecnología de punta. Mas, lo que llama especialmente la atención, es la extrema velocidad de los cambios y la naturaleza de los mismos. Es decir que las características de los niños y niñas de hoy no son solamente sus altas capacidades cognitivas sino también su amplia percepción en todos los ámbitos, su agudo nivel de empatía y su sorprendente apertura psíquica espiritual, especialmente a muy temprana edad.

Esas cualidades, acotan los antropólogos y sociólogos (Abad, 2004: cp.), se manifiestan con tal rapidez generacional que rebasan a menudo la capacidad de “educar” de los mismos padres o docentes, lo que explica la aguda crisis del sistema educativo actual y en menor grado de la salud.

El Doctor Natalio Domínguez Rivera, promotor del sistema educativo llamado Creática, en Venezuela , se dio cuenta que cambios trascendentales estaban ocurriendo desde más de un par de décadas:

Algunos niños d estacaban por su limpieza mental, su aceleración vital, su madurez temprana en el campo ‘ideativo', aunque no en las faenas escolares; su capacidad crítica un tanto cáustica y mordaz, su descontento con el sistema educativo, su fácil manejo de los instrumentos electrónicos y, sobre todo, una visión distinta de la vida y un rechazo a las tareas rutinarias. Niños que estaban apareciendo con una personalidad muy definida, sin posibilidad de diagnóstico porque cada uno era diferente, y a los cuales no se podía aplicar el clásico C.I. (Coeficiente Intelectual), no porque fueran más inteligentes, sino porque ellos estaban en otra onda.

Nunca habían aparecido, tantas y tales excepciones juntas en la historia de la psicología; durante siete años se trabajó, aislando primero el problema y buscando después una forma de aliviar la situación de estos ‘niños precoces', como los denominábamos. El equipo empezó a sospechar en un principio que eran niños excepcionales que en la lotería de la naturaleza habían sido premiados. Nos resistíamos a aceptar su normalidad. Buscábamos clínicamente síntomas y detalles de anormalidad. Hoy estamos convencidos de que es a éstos a quienes hay que mirar y de quienes hay que esperar, porque son los que van a configurar las sociedades del futuro, para un mundo más humano. (Citado por la Fundación INDI-GO , 2004:122)

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¿Un nuevo ser humano está emergiendo?



A los niños, niñas y jóvenes del Tercer Milenio también se los menciona como los “nuevos” niños. En realidad no es que sean “nuevos”, simplemente se refiere, como hemos visto, a personas que presentan talentos innatos excepcionales de mayor percepción y sensibilidad en los ámbitos fisiológicos, afectivos, emocionales, éticos, conductuales, cognitivos, sociales, psíquicos y espirituales. Es decir que nacen con dones ya activados, no latentes como en los adultos de la generación anterior.

Este proceso llama especialmente atención por cuatro razones:

• El hecho de observar dichos cambios en todo el planeta, en todos los sectores socio-económicos y culturales.

• El aumento cuantitativo y acelerado del número de niños y niñas pequeños con estas características. Estimamos que los que nacen con dichas características son la mayoría.

• La rapidez cualitativa de cambios intrínsecos, especialmente de índole psíquica y espiritual, dentro de los mismos niños, niñas y jóvenes; e incluso adultos.

• Las extraordinarias proyecciones a futuro que esto conlleva como “apertura de conciencia” a nivel planetario.



Algunos de ellos pueden ser niños o niñas superdotados, con un coeficiente intelectual elevado, pero no siempre. Donde se destacan más, es por su brillantez y su madurez psicológica y espiritual así como su alto Coeficiente de Inteligencia Emocional (CE) como observa Daniel Goleman (Goleman, 2002:22).



A veces sus características son erróneamente confundidas con Desórdenes de Déficit de Atención e Hiperactividad . Muy a menudo se los etiqueta como “niños problema” que presentan supuestas dificultades de aprendizaje, en general por ser inquietos, veloces y aburrirse fácilmente, sobre todo si la materia estudiada es presentada al alumno de una manera poco interesante y monótona.



Apertura de conciencia



El Doctor Abad Merchán, Director Regional de Programas Culturales del Museo del Banco Central del Ecuador, antropólogo y sociólogo, resaltó que estamos viviendo un momento único y muy especial en términos de aceleración evolutiva de la Humanidad. Declaró en una conferencia en el año 2004:



Hay que reconocer que la presencia de los nuevos niños, llamados talentosos u otros, representa el símbolo en vida de un cambio trascendental de la humanidad actual, sólo comparable con los grandes hitos históricos de adaptación a lo largo del llamado ascenso del Ser humano, tales como el fuego, la agricultura o la revolución industrial. Pero el cambio actual no incluye solamente el mundo físico y externo, sino principalmente interno, a través de la modificación de la Conciencia.

Algo similar sucedió cuando el ser humano bajó de los árboles y miró al cielo, y se extasió a través del uso del símbolo, que permitió el proceso de la humanización; ahora lo que está sucediendo con la especie humana es algo de esta magnitud e importancia. Una nueva revolución de la Conciencia. La humanidad, en su momento, descubrió el fuego, el Homo erectus , mientras los protagonistas de hoy en día están redescubriendo la llama interior; por ello, los grandes cambios afectan a todos quienes son puentes concientes hacia el reencuentro con ‘ la Unidad ', y que con un poco más de percepción, vemos que las generaciones entrantes son los nuevos conductores hacia horizontes insospechados.

Desde el punto de vista sociológico, este siglo es visto como un espacio de tiempo con una aceleración de la historia de la humanidad. Somos testigos y protagonistas de los grandes cambios socio-antropológicos y sobre todo emocionales-espirituales. El cambio del corazón puede ser más rápido que
Daniel Goleman , n acido en 1947, es redactor de las páginas científicas del prestigioso diario The New York Times y autor de Inteligencia emocional, best-seller mundial sobre psicología que lleva más de un millón de ejemplares vendidos y ha sido traducido a veinticinco idiomas. Fue editor de la revista Psychology Today y profesor de psicología en la Universidad de Harvard. Actualmente, dirige varios programas piloto en colegios de Estados Unidos, donde se enseña a los niños a resolver y a desarrollar sus habilidades sociales.

Desórdenes de Deficiencia de Atención (DDA o DA) e Hiperactividad (DDAH o DA/H) o Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH ). En inglés: Attention Deficit Disorder (ADD) y Attention Deficit and Hyperactivity Disorder (ADHD).

cualquier otro. No existe otra opción de cambio, ahora, que esa. El cambio va a ser espiritual, empezando por la transformación personal de cada uno. Lo que hubiera tomado muchos siglos, con esta aceleración histórica y con el aparecimiento de estos nuevos niños, altamente empáticos y talentosos, lo vamos a presenciar en tan sólo un par de décadas.

¿Cuál es el papel que debemos asumir en el proceso del despertar de la Conciencia ?

Nuestro papel es promover el cambio individual para alcanzar el cambio global, es decir, ser ‘concientes de la Conciencia '. En nuestros hijos/as podremos ver el reflejo de la síntesis de millones de años de evolución del ser humano, de la historia del Universo. El cosmos se ha condensado en el microcosmos que es el ser humano, y los talentos de la niñez son la joya de la corona de este universo” (E-revista Amérika Índigo, #7, Abril 2004:1-2) .



Características sobresalientes de los niños y niñas de hoy

“Cuentan con muchos talentos que son poco aprovechados”, comenta una profesora de un colegio privado de La Paz , Bolivia. “Tienen un potencial extraordinario”, dice otro maestro de una escuela fiscal de la ciudad de El Alto. “Por mi parte, observo que aprenden mejor cuando utilizo otras formas de enseñanza, en especial si utilizamos métodos audio-visuales”, añade otro.

En general podemos observar diferentes tendencias conductuales en los niños, niñas y jóvenes de hoy. Listamos a continuación las del niño Pedro, ocho años, que proporciona las características más sobresalientes y comunes de estos chicos/as (Datos proporcionados por su mamá, anónimo, 2004: cp., Ecuador).



Pedro tiene mucha energía, duerme poco, suele agotarnos. ¡Es más activos que nosotros los adultos! Come de manera errática y sólo lo que le gusta ¡sino simplemente se rehúsa a comer! Es veloz en todo lo que hace y piensa, y se aburre fácilmente. Muy a menudo se nos resiste, no le gusta ningún tipo de autoridad, y cuando dice ‘¡no!' nadie ni nada le hace cambiar de opinión. Es un tanto retador y rebelde. Pero eso sí, tiene buen sentido del humor, una linda sonrisa, es bien carismático, y mucho se hace querer de todos, más que todo de su abuela con la cual tiene una relación muy especial. Suele hacer varias cosas a la vez. Me sorprende por sus intereses precoces de orden intelectual y/o espiritual. Es bien honesto e íntegro. Pero sí ¡qué testarudo!

Cuando era más pequeño, se me frustraba fácilmente cuando sus deditos no podían hacer los proyectos que se proponía. A veces no le entendíamos y ¡nos hacia una de esas rabietas! Ha roto todos los platos de cerámica; a la época, acabamos teniendo vajilla de metal y de plástico…

Ahh... y parece que tenia algunos contactos extra-sensoriales. Especialmente cuando era más pequeño, veía ángeles y un día nos dijo que ¡estaba en una nave con dos amiguitos extraterrestres de nombre Anku y Anka! Éramos bien perplejos con sus historias. ¡Qué imaginación!

Le gusta mucho la naturaleza y no quiere que matemos ningún insecto, ni siquiera las arañas, mosquitos y hormigas. Tiene una gran autonomía, desde muy pequeñito. Solía ir sólito a la tienda a los tres años ¡y a crédito! después nos tocaba pagar sus cuentas. ¡Había convencido a la señora de la tienda que le fíe!

A los tres años también empezó a encantarle las computadoras y tecnología de punta. A los seis años podía jugar solito con el juego “ Civilization ”, se quedaba horas jugando, y además con una versión en ingles. Un día se quedó jugando 14 horas seguidas hasta que sus ojitos se volvieron bien rojos. Pero el bandido dijo ¡que era por el cloro de la piscina!... no por la computadora.

Pero sí, le botaron de la escuela a los 6 años porque había hecho una huelga. Reclamó al Director del Colegio que el profesor gritaba mucho y que todos sus compañeros tenían que tener 20 sobre 20 porque hacían su mejor esfuerzo. Entonces aprendió a leer y escribir solito con la vecina. Es muy creativo. Hace las cosas a su manera, y no soporta que nos metamos en ‘sus cosas', ropa, cuarto, juguetes. Tiene su orden específico y no soporta que lo cambiemos.

Estamos frente una generación de naturaleza precoz, madura, extremadamente sensible y empática, auto-realizada y auto-didacta, a la vez espiritual y pragmática

jueves, 10 de junio de 2010

LA MALA INFLUENCIA DE LA MULTIMEDIA EN LOS NIÑOS

El papel de la enseñanza actual en relación con la inteligencia y la comprensión de los contenidos multimedia digitales. O ¿Qué relación existe entre cerebro, inteligencia y aprendizaje multimedia?

La definición de contenidos multimedia digitales es bastante amplia. Comprende televisión, cine, Internet, videojuegos, móvil, música, revistas y toda expresión publicitaria. Es decir, son los canales por los cuales las personas reciben cientos de imágenes y mensajes cada día, que no sólo abren oportunidades para el aprendizaje y el entretenimiento. Sino que también pueden influir negativamente en la salud, en actitudes, valores y comportamientos, en especial de los niños y adolescentes que tienen menos conciencia de la necesidad de procesar, analizar y filtrar el bombardeo mediático, y que aún no han desarrollado esas capacidades en plenitud.



Las antiguas y nuevas tecnologías, como Internet, el chat o facebook, pueden ayudar mucho a la calidad de vida, pero todo depende del uso que se le dé a estos instrumentos. El móvil parece ser ya imprescindible también para los más jóvenes. La diversión y la facilidad de acceso han desembocado en una adicción que afecta ya al 38% de los menores que lo tienen (de entre 11 y 14 años). Esta adicción supone una dependencia con problemas de conducta, similar a las del alcohol o el juego, según los expertos.



En cuanto a los efectos que tiene la publicidad, en televisión abierta tenemos 20 por ciento de publicidad y 12 por ciento de programación infantil. Es preocupante porque estamos exponiendo a niños de todas las clases sociales a un bombardeo publicitario sin que estén preparados para analizar y reflexionar sobre su contenido.



El desarrollo cerebral se caracteriza por avanzar de las zonas posteriores a las anteriores. Lo último en madurar es el lóbulo frontal, que es el que da la capacidad de juicio, de análisis y reflexión. El desarrollo se completa a los 18 años. En el caso de la publicidad, si a los niños se les dice que tal producto es bueno, que lo hará feliz, que es ‘súper guay’, se lo creen.



En el mismo contexto del desarrollo cerebral, sugerimos no exponer a los menores de 12 años a las noticias de la televisión, porque el sensacionalismo y la morbosidad les afectan emocionalmente mucho más que a un adulto. Y si los adultos empezamos a creer que estamos rodeados de pedófilos y violadores, y miramos a la gente como si todos fueran delincuentes, con mayor razón los niños. La televisión tiene mucha influencia en los problemas en la conducta y en el área del aprendizaje, desplazamiento del tiempo de sueño y consumismo.



Aunque, hoy en día, los chavales entre 10 y 14 años prefieren utilizar el ordenador de forma frecuente, bien navegando por Internet o a través del teléfono móvil. Se han pasado a las nuevas pantallas y la tecnología ha cambiado sus hábitos. La ausencia de programas infantiles en televisión justifica además esta tendencia. Además, prefieren las nuevas pantallas, porque delante de la televisión son sujetos pasivos, mientras que las formas de ocio digital son pura actividad y les permiten convertirse en protagonistas



Por ello, en la conducta violenta, influyen más los videojuegos que la televisión. Los videojuegos son uno de los negocios de mayor proyección, producen un volumen de facturación de miles de millones dólares. Los padres deberían esforzarse por conocer los contenidos a los que acceden sus hijos. Se ha comprobado que promueven a corto y largo plazo comportamientos violentos, debido a sus características. Los videojuegos captan la atención total del niño, tienen un refuerzo positivo -sube en la medida que va ganando- y el niño deja de ser un mero espectador para convertirse en protagonista. Sin embargo, como herramienta pedagógica los videojuegos podrían ser muy buenos.



Los componentes violentos que aparecen en un gran número de los relatos electrónicos remiten a la facilitación que otorga el medio de proyectar contenidos dramáticos temidos en la escena de juego, sin necesidad de hacerse cargo de las consecuencias de las acciones o de los deseos, ya que aparecen controlados en el formato de un videojuego. El relato permite la proyección de temores internos que, a través de la escena simbólica se externalizan, permitiéndole al sujeto liberarse de la culpa. Al relatar los argumentos aparecen identificaciones con personajes o escenas socialmente rechazadas (destrucción, robo, crimen) que se diluyen en el formato de juego y desde allí permanecen bajo el control del sujeto. Cuando el jugador elige narrativas violentas se identifica con ellas permitiéndose el placer de poder dominar los contenidos violentos y mantenerlos fuera. El plano de lo virtual le otorga un margen de seguridad al sujeto que le permite proyectar los contenidos imaginarios sin temor a reconocerse en ellos.



Hemos constatado que en la narrativa violenta de los videojuegos se escenifica una intrínseca negación a la muerte, a la desaparición como expresión de un final, de un cierre. La propuesta lúdica que encierra “desafiar a la muerte” provoca placer porque niega la posibilidad de hallar un fin utilizando como instrumento la omnipotencia de lo virtual. El relato electrónico conlleva una determinada manera de resolver los conflictos, todo o nada. No hay posibilidad para los grises: “o matas o te matan”. Se juega siguiendo la ley de supervivencia del más fuerte o del más apto, y convierte a las relaciones interpersonales en campos de batalla en los cuales la violencia se justifica por la defensa propia: atacar o morir.



La definición de violencia es muy compleja, máxime en una civilización en donde ésta forma parte “normal” del hecho lúdico. Existen numerosos artículos que denuncian la cantidad de hechos violentos que se ven “cotidianamente” en la televisión, en el cine, y no debemos olvidar la impresionante carga de violencia que tienen los videojuegos. Es un hecho tristemente constatado y aceptado. El grupo más afectado, según los estudios, está constituido por la población ubicada entre los 15 y los 25 años; sin embargo, viene incrementándose de manera alarmante por el formado entre los que están entre los 12 y los 15 años. Es decir, el pre adolescente es el principal actor en cuanto a agente de la violencia y en cuanto a víctima de ella. Existen factores que dinamizan la violencia, como las rupturas familiares, el mal uso del tiempo, la desintegración de los valores tradicionales sin ningún sustitutivo de ellos, la marginalidad social; todo ello empuja a los adolescentes a reconstruir su identidad en espacios sociales creados por ellos mismos (destacando las tribus urbanas, por ejemplo).



Se puede entrever el surgimiento de niños ultratecnologizados, que pueden desembocar en patologías. Por ejemplo, en Japón, se emplea un término llamado “hikikimoris”, que significa “encerrarse, confinarse en uno mismo”, hace referencia a una epidemia que afecta a un sector de los jóvenes japoneses; niños que al crecer dan la espalda a la vida real y se encierran en un mundo virtual. Un estudio demostró que al acabar sus estudios, un 20% de “hikikimoris” era incapaz de salir de su casa. Algunos no podían ni abandonar su habitación.



Por otro lado, estaría el “happy slapping”, surgido en Londres. Consiste en que un grupo de adolescentes abordan a un viandante y, sin motivo alguno, le propinan una paliza mientras filman la agresión con sus teléfonos móviles de tercera generación. Estos ataques sorpresivos se han producido en autobuses urbanos, metro o incluso, en los parques. Los recursos son muy primarios en el mundo actual: sólo se necesitan un par de puños y un teléfono celular de alta gama, de los que no sólo permiten sacar fotos sino también filmar algunos segundos o minutos de video. El portador de tales herramientas se aproxima a un desconocido (o incluso a un amigo) y comienza a golpearlo, mientras registra todo con su pequeña cámara, también puede hacerlo un “colaborador”. Generalmente, el video es luego subido a algún sitio de Internet, para que todo el mundo lo vea. Este fenómeno no se da necesariamente en familias desestructuradas; la necesidad de disponer de aparatos de última generación para registrar, editar y publicar las imágenes exigen de unos recursos que no están al alcance de muchos y, es por ello, que los que practican este tipo de violencia suelen ser jóvenes de clases acomodadas o que, como mínimo disponen de una mínima capacidad económica y social.



Desafortunadamente, el happy slapping se ha extendido igualmente a los patios de los colegios cuyos directores han optado por confiscar los teléfonos móviles con videocámara de sus alumnos para evitar que filmaran la agresión y posteriormente alardearan de ella enviando el archivo digital a sus amigos a través de sus teléfonos móviles, haciéndolo disponible en las salas de chat en Internet o mediante la mensajería instantánea.



Llama la atención la frialdad de ese tipo de adolescentes para llevar a cabo todo el proceso, ya que no se trata sólo de la clásica violencia, con el acaloramiento del momento de por medio, sino que hay que tomarse la molestia, por ejemplo, de grabarlo, de llegar luego a casa para colgarlo en Internet. El vínculo emocional entre agresor y víctima se mantiene, pero con un elemento emocional más frío. La frialdad ya era habitual en los agresores, pero quizá sí es cierto que este nuevo tipo hace más daño y la conducta agresiva es más prolongada. De ese modo, se trata de agresiones que crean más inseguridad a las víctimas, en las que el riesgo es constante, y el impacto es más grande: se puede difundir la humillación rápida y fácilmente, con lo que la víctima se ve obligada a verla continuamente.



Con el fin de que en los centros escolares no sucedan situaciones de acoso y violencia entre el alumnado; sería imprescindible añadir a las medidas educativas de prevención clásicas de la violencia escolar, un trabajo para enseñar "el uso correcto de estas tecnologías" y una mayor "supervisión de los padres". La violencia no es innata en los seres humanos, sí es un aprendizaje; el conflicto, derivado de la agresividad es consustancial a la vida humana, algo natural y por tanto inevitable. Así, más que eliminar el conflicto, de lo que se trata es de saber regularlo creativa y constructivamente de forma no-violenta, ya que es una energía y una oportunidad para el cambio.



En este contexto, la pregunta sería: ¿cómo y por qué hemos llegado a esto? Tal vez estemos reemplazando antiguos valores por otros nuevos: Los menores no agreden y filman para chantajear y obtener cosas materiales. Para un adolescente, el mayor valor está en su círculo social. La presión del grupo le influye: se ponen del lado de los verdugos para no ser las víctimas. Si entonces agrede, lo graba, lo muestra y obtiene un refuerzo social determinado, la probabilidad de que vuelva a agredir es desgraciadamente alta, porque las consecuencias son positivas, y eso es mucho más importante que el comprarle una Play como premio al estudio. Bajo el sistema actual de valores, si uno no agrede, además, es un cobarde. Entonces es normal que un menor, ante una situación límite, agreda para no ser visto como un cobarde.



También es muy frecuente que, cuando un niño tiene problemas en el colegio, la consigna que recibe es: “No te dejes acosar; si no, te acosarán más. Lo mejor es que lo pilles en un rincón y le pegues tres guantazos; ya verás cómo aprende”. Estos valores vienen a veces de la propia familia: “Defiéndete. Planta cara o te pasarán por encima…”, un mensaje que encierra un riesgo: aun cuando no estén inculcándole a sus hijos la consigna: “pega a quien quieras”, los padres justifican así el uso de la violencia como estrategia de resolución de problemas. Muy peligroso. La estructura inmadura de un niño puede malinterpretar ese consejo y generalizarlo: “Bueno, la violencia no es tan mala”.

Detrás de estos actos está, ante todo, la búsqueda de que alguien vea lo que uno ha hecho. Es una violencia expresiva. Y está perpetrada, principalmente, por fracasados escolares: desde siempre, el mal estudiante tiene un riesgo superior de participar en conductas antisociales y violentas. Su refuerzo del yo se obtiene de expandir su imagen de tipo duro o “el matón”. Por eso necesita la grabación. Es el modo de autoafirmarse cuando no sabe hacerlo a través del compañerismo y las buenas notas.


Por otro lado, la naturalización de la violencia está ya tan extendida dentro de lo cotidiano; que es como si una paliza dejara de tener gravedad, incluso para los que no son violentos. Y eso es grave. La violencia se ha convertido para muchos en un modo de relacionarse que, no por frecuente, es normal. Como es el caso de los menores que han agredido a sus padres. Más tarde estos agresores van radicalizándose, esa violencia se generaliza. Por eso, cuando se interviene tempranamente, el conflicto se reconduce. Un padecimiento, al fin, que se vuelve naturalmente sistémico: afecta a todo el cuerpo social, miembro a miembro, menores, mayores, víctimas y victimarios.



El problema no es dejar de usar estas tecnologías, sino hacer un buen uso de las mismas. Es justo afirmar que la humanidad atraviesa una Revolución de la Información, porque hoy se imponen nuevas formas de rutina para el hombre, que le permiten manejar un flujo de información en cantidades, y con facilidades de acceso, antes inimaginables. Sino fuera por los superordenadores que procesan millones de datos en un segundo no hubiera sido posible la aventura espacial o investigaciones biotecnológicas que han cambiado por su tecnología las posibilidades del ser humano.

Me gustaría añadir unas líneas de mi profesora Carmen Vázquez Bandín acerca de la educación


¿Qué les estamos ofreciendo a nuestros niños?
Una forma de vida basada en la comodidad, en la facilidad, en donde todo esté al alcance de la mano y en donde la tecnología es una demostración de bienestar.

No estoy abogando por el retroceso a un mundo sin máquinas y sin tecnología. Estoy hablando del uso adecuado y razonable de esta tecnología; en la utilidad de la tecnología como algo al servicio del ser humano entendido como un “animal social” y no como un robot al servicio de las máquinas.

Parece como si el bienestar social supusiera adquisición de cosas, descartando la adquisición y el desarrollo de cualidades humanas. El error es que hemos sustituido el “además de” por “en lugar de”.

La creatividad como algo a aplicar en el medio social, no como un ejercicio abstracto sin utilidad, las emociones, los sentimientos, la sensibilidad, la capacidad de comunicación humana más allá de las palabras.

Por ejemplo, las casas, en donde ahora todas son con jardín, o los parques que “embellecen” nuestras ciudades, ¿para qué le valen a un niño? ¡para bajar con sus propios juguetes! Porque está excluida cualquier posibilidad de jugar con la tierra, con los árboles, … Los jardines “no se tocan”, y él se puede ensuciar y hacer daño.

¿Cuántos de nosotros tenemos la experiencia de saltar en los charcos, o de bailar bajo la lluvia?

Estas consignas de bienestar social han aportado principios sociales fundamentales relacionados con los niños y los adolescentes como la prohibición del trabajo infantil, la educación obligatoria, la revolución sexual, la tolerancia, la educación progresiva pero la educación no es la vida. La situación que se le plantea a un individuo en pleno desarrollo es la de confrontar un presente no inventado ni descubierto aún. La sociedad ofrece a nuestros niños y adolescentes muy pocos recursos para convertirse en adultos, y para que sean capaces de vivir plenamente la vida desarrollando y potenciando todos sus aspectos de “animal humano social”, de una forma integrada. Esto solo puede producir frustración, infelicidad, embotamiento, pasividad, falta de creatividad, aturdimiento, aislamiento, sumisión (o inconformismo improductivo), ejercicio de la desigualdad. Al final de tanto esfuerzo por parte de los organismos escolares y educacionales por brindar a los jóvenes una “formación con fundamento”, la forma final de constatación de esta enseñanza sigue siendo el éxito a través de los logros. Sigue habiendo “buenas” y “malas” calificaciones, “buenas” y “malas” actitudes, “buenos” y “malos” comportamientos…

Este afán por el éxito empuja al ser humano hacia “lo que tiene que lograr”, cuando es mucho más importante “cómo poder ser un ser humano en el mundo”. Esta actitud lleva a los estudiantes al aburrimiento y a la competitividad

A la mayor parte de los profesores les falta pasión, fascinación, compromiso, en definitiva, les falta vocación.

Como sugerencia, todas las escuelas, independientemente de su orientación deberían tener en cuenta los siguientes elementos:

•enseñar la teoría mediante la experiencia y la práctica vivencial;
•enseñar la integración social mediante la participación y la autogestión;
•tolerancia hacia todos los comportamientos y la expresión interpersonal, apoyando la parte positiva de cada estudiante;
•destacar las diferencias individuales;
•despertar y formar la sensibilidad individual;
•respeto a las razas, clases, sexos y culturas;
•terapia de grupo como un medio de solidaridad individual y comunitaria;
•tomar con toda seriedad a los jóvenes en tanto que grupo en sí y como categoría de edad;
•crear una comunidad con los jóvenes y los adultos, minimizando el sentido de “autoridad clásica”;
•estudiar los problemas concretos del conjunto de la sociedad, su geografía e historia, con la participación en las comunidades vecinales;
•tratar por todos los medios de promover unas relaciones y actividades interhumanas de tipo funcional.


PALOMA MORATINOS ROMERO