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viernes, 30 de abril de 2010

LA MEDIACION DE NUESTROS CONFLICTOS (PNL)

La mediación facilitará que las partes implicadas se encuentren en este punto intermedio que ofrece la objetividad. En las percepciones subjetivas del conflicto no se podrán encontrar, ya que habitualmente compartimos un territorio del conflicto, pero el mapa de cada uno no es en realidad el territorio. La mediación puede propiciar mapas compartidos para resolver mejor el conflicto.
Por eso, la cultura de la mediación supone una cultura de la comunicación, porque la mediación pretende facilitar que las personas encuentren las posibles soluciones por ellas mismas. La finalidad no es tanto llegar a un acuerdo, sino restablecer la relación, reducir la hostilidad, propiciar propuestas y soluciones, promover procesos de respeto. El papel del mediador, además de una persona, también lo realizan muchos cuerpos sociales intermedios que asumen esta función equidistante entre dos grupos o colectivos en conflicto. Son los denominados mediadores institucionales: sindicatos, patronales, iglesias, defensores del pueblo, defensores del consumidor, del enfermo, del estudiante... Y el mediador no tiene nunca poder, ni de decisión ni de persuasión. No impone, sólo propicia y propone, desaparece cuando las relaciones se rehacen y facilita más cuestiones que respuestas. Tiene la función de retornar a las partes el control de su vida y la confianza de adoptar sus propias decisiones, para que se conviertan en protagonistas, y ayudar a salir de un único punto de vista parcial, de la miopía que provoca el localismo.
Es importante destacar que la mediación no sirve para todo tipo de conflictos, sólo para aquellos en que las dos partes tienen algún grado de responsabilidad en el mismo, no tiene sentido hablar de mediación en procesos de acoso moral, agresiones físicas a inocentes, problemas graves con armas, etc.
Es interesante que reflexionemos acerca de las posibilidades cotidianas que vemos en la mediación de nuestros conflictos. Conozco muy pocas organizaciones que tengan instituida la figura del mediador a quien acudir en caso de conflicto interpersonal. Esta función a veces la hacen los responsables de equipos, eso sí, con más intuición que sapiencia. Pero nosotros, cuando estamos inmersos en un conflicto, podríamos buscar algunos elementos o personas que mediaran en el mismo, incluso ser a la vez mediador
y parte sin que lo sepa el otro. Por ejemplo:
• El mediador informal. Pedirle a un amigo común (de las partes en conflicto) y de confianza que sirva de interlocutor, aunque sea a distancia (hablar con uno, con otro, acercar posturas). Esto, de hecho, lo habremos utilizado alguna vez (cuando una pareja se enfada, por ejemplo, y un amigo/a de los dos les ayuda a volver al diálogo).
• El tiempo como mediador. Dejar pasar un poco de tiempo (no demasiado) a veces funciona como mediador porque ayuda a calmar los ánimos y ver las cosas con más claridad. El dicho popular reza que “el tiempo cura las heridas”, pero esto es cierto sólo a medias. Más bien habría que decir “el tiempo nos ayuda a recuperar nuestra mirada objetiva y el control de nuestros sentimientos”. Esta técnica requiere asertividad y habilidad para retomar el diálogo de forma constructiva.
• Esperar la oportunidad. Quedarse a la espera de alguna oportunidad en la que hagamos saber a la otra parte nuestro punto de vista, porque dicha oportunidad lo evidencia (por ejemplo, si pone de manifiesto que la otra parte también tiene olvidos, descuidos o errores). Al hacerlo, hay que ser sutiles, no se trata de restregar las evidencias al otro ni aprovechar para ganar posiciones, más bien hacerle ver que, aun teniendo motivos y evidencias, somos personas que tratamos educada y humanamente los conflictos.
• Mediación cognitivo-verbal. Se trata de las palabras que utilizamos a la hora de afrontar un conflicto tanto para regular nuestro propio comportamiento como para regular el comportamiento de los demás. El lenguaje es clave en la resolución de conflictos, y un lenguaje adecuado hacia uno mismo y hacia el otro en fundamental para mediar, para posibilitar la comunicación positiva.
• Herramientas para mediar. Determinadas herramientas que miden actitudes percepciones del conflicto nos puede ayudar a la hora de acercar posturas y compartir los mapas del conflicto de cada una de las partes.
Finalmente, es preciso señalar que la PNL (Programación Neurolingüística) nos ofrece una interesante herramienta desde el concepto de las posiciones perceptuales. Generalmente en PNL, a la hora de abordar un problema personal, se plantean tres posiciones reflexivas, que es bueno hacer en tres sitios diferentes (posicionamiento mental y físico-espacial):
• Primera posición: es la vivencia del problema o conflicto en uno mismo. En esta posición somos protagonistas de la película, nos tenemos que permitir sentir el problema en su totalidad.
• Segunda posición: es la capacidad de observarse desde fuera, de verse a uno mismo experimentando en problema, pero como si de un observador se tratara. Ayuda el imaginarse que estamos en un cine viendo una película de nosotros mismos.
• Tercera posición: esta es un poco más complicada. Se trata de ser consejeros del observador de nosotros mismos. A su vez, damos consejo desde tres posiciones: la del consejero crítico, el consejero realista y el consejero soñador-creativo.
Una vez hemos experimentado los consejeros, volvemos a la posición 2 y luego a la primera de nuevo. Se supone que ahí comprendemos mejor el problema. De cara a la mediación, las tres posiciones perceptuales que recomiendo serían una adaptación-simplificación del modelo de la PNL, el cual me parece un poco complicado si no se tiene práctica y sin ayuda de un profesional. Estas tres posiciones, para las que nos van a ayudar tres sillas, serían:
Primera posición: el conflicto vivido y experimentado por uno mismo.
Pensar y sentir el conflicto desde el punto de vista personal.
Segunda posición: el conflicto vivido y experimentado por el otro. Nos cambiamos a la silla de enfrente (del otro) y tratamos de ponernos en su lugar, su punto de vista.
Tercera posición: esta es la posición del mediador. Aquí tratamos de imaginar a los dos adversarios buscando una solución al conflicto, dialogando y acercando posturas.
Una vez hemos hecho este ejercicio, estaremos más preparados para abordar el conflicto de forma positiva. El otro no sabrá que hemos hecho una mediación cognitiva del mismo, pero el mediador estará de algún modo presente en nuestra forma de actuar y de dialogar.

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