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domingo, 22 de mayo de 2016

30 señales de dependencia emocional

La dependencia emocional consiste en una necesidad extrema de carácter afectivo que una persona siente hacia su pareja a lo largo de sus diferentes relaciones Castelló J.(2005), en ella el sometimiento no es un fin, sino un medio únicamente para preservar la relación y para contentar a la pareja.
30 señales de dependencia emocional

Esta necesidad de que el objeto este presente en todo momento, se traduce en las ansias de llamarle casi todo el tiempo, sea al lugar de trabajo u otro lugar, mandar mensajes de texto por celular para preguntar por él, con el pretexto de sentir preocupación, esta conducta se presenta con frecuencia y suele ocasionar que la pareja se fastidie, o ponga reglas explicitas de privacidad, entonces la relación comienza a debilitarse por el constante acoso, y existe la posibilidad de que la pareja comience a amenazar al dependiente emocional directa o indirectamente, entonces el dependiente emocional con esfuerzo comienza a restringir este tipo de conducta y a aceptar las reglas por temor a perder a la pareja. Aunque el dependiente emocional en ocasiones no de a notar esta necesidad, ésta está presente y ocasiona que se produzcan ideas obsesivas en torno a la pareja. 

Quieres saber que tan dependiente eres? Identifica las señales de dependencia emocionales en tí

  1. 1. Piensas constantemente que tu pareja te está engañando y hasta sueñas con eso
  2. 2. Constantemente piensas que tienes la razón
  3. 3. Encontraste la manera de tener las contraseñas de tu pareja y entras en sus correos, celulares, tablas, etc
  4. 4. Te comparas con las demás personas
  5. 5. Buscas información en el pasado de tu pareja para luego sacarlo a relucir en las discusiones
  6. 6. Entras en pánico si tu pareja no te contesta el teléfono y le llamas insistentemente
  7. 7. Has espiado a tu pareja o has pagado para que alguien más lo haga
  8. 8. Impides que tu pareja vea a sus amigos porque crees que no son buena influencia.
  9. 9. Realizas constantemente llamadas a tu pareja para verificar su ubicación.
  10. 10. Te molesta que tu pareja sea amable con personas del sexo opuesto.
  11. 11. Te incomodas cuando tu pareja se viste de una determinada forma.
  12. 12. Desconfías de todo lo que tu pareja te dice.
  13. 13. Has vivido infidelidades en relaciones anteriores.
  14. 14. No permites que tu pareja tenga espacios individuales.
  15. 15. Siempre dudas si tu aspecto personal es el adecuado y “encaja”.
  16. 16. Contabilizas los horarios de tu pareja.
  17. 17. Haces seguimiento de los pasos de tu pareja en el Facebook haciendo crítica de sus contactos, fotos, mensajes, etc.
  18. 18. Has visto como personas cercanas a ti han sido infieles a sus parejas.
  19. 19. Tienes comportamientos posesivos en donde te gusta que se haga lo que tu piensas que es correcto.
  20. 20. Tratas a tu pareja con palabras fuertes porque piensas que se fija en otras personas.
    dependencia emocional
  21. 21. Revisas constantemente el celular de tu pareja.
  22. 22. Te sientes inferior a muchas personas.
  23. 23. Controlas la ubicación de tu pareja por medio de sistemas de localización.
  24. 24. Piensas que tu pareja no te admira lo suficiente.
  25. 25. Preferirías que tu pareja no tuviera pasado.
  26. 26. Piensas que puedes manejar los celos pero te has encontrado perdiendo el control ante algunas situaciones.
  27. 27. Has comprobado que tu pareja te engaña y aunque has creído que has perdonado no puedes dejar de repetir los episodios en medio de las discusiones.
  28. 28. Tienes la sensación constante de que tu pareja va a abandonarte por otra persona.
  29. 29. Has sentido  frustración, envidia o rabia frente a los logros de la pareja.
  30. 30. Has sentido necesidad de investigar a fondo el pasado de tu pareja y comparar lo que hace contigo.
Te recomendamos este grandioso libro sobre de dependencia emocional: Amar o Depender 

Procedimientos y tecnicas terapéuticas en procesos de duelo

tecnicas terapeuticas en procesos de duelo

Todos los humanos sufren en mayor o menos medida el duelo por una pérdida. En cualquier sociedad de cualquier parte del mundo se produce un intento casi universal por recuperar el objeto perdido, y/o existe la creencia en una vida después de la muerte donde uno se puede volver a reunir con el ser querido. El duelo es una cuestión muy compleja y se experimenta de muchas y variadas formas, muchas enfermedades psiquiátricas son la expresión de un duelo patológico, dichas enfermedades incluyen en muchos casos estados de ansiedad, depresión, histeria e incluso más de un tipo de trastorno de personalidad.

El objetivo global de la psicoterapia en procesos de duelo es ayudar al superviviente a completar cualquier cuestión no resuelta con el fallecido y a ser capaz de decir un adiós final, para ello, debemos completar el siguiente procedimiento:

1. Descartar enfermedades físicas: Aunque algunos síntomas aparecen como equivalentes del duelo, no ocurre con todos ellos y no se debería empezar nunca una terapia en un duelo en el que el síntoma físico sea el factor más destacado a no ser que se pueda excluir plenamente que hay una enfermedad física detrás del síntoma.

2. Establecer el contrato y la alianza terapéutica: El paciente está de acuerdo con volver a explorar su relación con la persona o personas implicadas en la pérdida previa. El terapeuta refuerza la creencia del paciente de que esto será beneficioso, y coincide con él en que ésta es una área que vale la pena explorar. Las relaciones pasadas se exploran sólo si afectan directamente a la respuesta al duelo actual.

3. Revivir recuerdos del fallecido:  Quién era, cómo era, qué recuerda el cliente de él/ella, de qué cosas disfrutaban juntos, etc. Es importante empezar a construir un entramado preliminar de recuerdos positivos que ayuden al paciente, más adelante, si se resiste a experimentar algunas de las emociones más negativas. En las primeras sesiones se dedica un tiempo considerable a hablar del fallecido, particularmente de las características positivas, cualidades y actividades agradables que el superviviente compartía con él. Gradualmente se habla de algunos de los recuerdos más “mezclados”.

 Finalmente se anima a la persona a comentar recuerdos llenos de dolor, enfado y desilusión.

Si el paciente viene a buscar tratamiento consciente sólo de los sentimientos negativos, el proceso se hace el revés y se revisan los recuerdos positivos y las emociones sólo sin pocos.

Si hay múltiples pérdidas se ha de trabajar con cada una separadamente. En general, es mejor explorar primero la pérdida que se cree que tiene menos factores que la complican.

4. Afrontar el afecto o la ausencia del mismo que provocan los recuerdos: Se puede trabajar gradualmente explorando los sentimientos más ambivalentes y, finalmente, ayudando al paciente a estar en contacto con sus sentimientos de enfado. Ver que esos sentimientos no excluyen los positivos y viceversa, y ser capaz de expresarselos a su hijo/a difunto.

También puede surgir cuando se estimulan los recuerdos del fallecido es la culpa. Una vez se identifica la culpa, es importante ayudar a la persona a confrontarla con la realidad, gran parte de la culpa es irracional y no se aguanta al confrontarla con la realidad.

Parte de la culpa puede ser real. Es importante, cuando se trabaja con culpa real, incluir la búsqueda y la concesión de perdón entre el fallecido y el paciente. Para facilitar esto, pueden ser útiles ciertas técnicas de roles playing y de imaginación.

duelo



5. Explorar y desactivar objetos de vinculación: Objetos simbólicos que guarda el superviviente y le permiten mantener externamente la relación con el fallecido. Los objetos pueden dificultar la realización satisfactoria del proceso del duelo.

Generalmente, los objetos de vinculación se eligen de una de las cuatro áreas siguientes:
Alguna pertenencia del fallecido, algo que llevaba puesto como un reloj o un pieza de joyería;
Algo con lo que la persona fallecida amplió sus sentidos, como una cámara, que representaría una ampliación visual;
Una representación del fallecido, como una fotografía;
Algo que estaba a mano cuando se recibió la noticia de la muerte o cuando la persona en duelo vio el cuerpo del muerto.

6. Reconocer la finalidad de la pérdida. Es importante ayudar a dichos pacientes a evaluar por qué no pueden reconocer el final de su pérdida.

7. Tratar la fantasía de acabar el duelo. Es útil hacer que los pacientes exploren sus fantasías sobre cómo sería acabar el duelo o qué implicaría para ellos. ¿Qué perderían al acabarlo? Aunque es un procedimiento bastante simple, ofrece resultados fructíferos.

8. Ayudar al paciente a decir un adiós final. Decir adiós a un ser querido que ha fallecido puede ser algo confuso para algunas personas.

Se trata de decir adiós al deseo de que el fallecido esté vivo, de que esté aquí conmigo, y adiós a la fantasía de que puedo recuperar alguna vez a la persona perdida. Este proceso sitúa al fallecido en un lugar menos central en la vida del superviviente, de manera que éste puede continuar su vida.

Se puede hacer gradualmente durante el curso de la terapia. En cada sesión se anima al paciente a decir un adiós temporal al fallecido, “adiós por el momento” que finalmente lleva al punto de decir un adiós final cuando la terapia llega a su fin.

Es importante que el terapeuta deje al paciente tomar la iniciativa en este proceso preguntándoles si está preparado para decir adiós.

TÉCNICAS ÚTILES

1. El lenguaje evocador: El asesor puede usar palabras duras que evoquen sentimientos, como por ejemplo, “tu hijo murió” versus “perdiste a tu hijo”. Este lenguaje ayuda a la gente aceptar la realidad que rodea a la pérdida y puede estimular algunos de sus sentimientos dolorosos. También puede ser útil hablar del fallecido en pasado: “su marido era...”.
2. El uso de símbolos: Hacer que el cliente traiga fotos del fallecido a las sesiones. Esto no sólo ayuda al asesor a tener una sensación más clara de quién era dicha persona sino que, además, crea una sensación de inmediatez y un enfoque concreto para hablar al fallecido en vez de hablar de él. Otros símbolos que me han resultado útiles son cartas escritas por el fallecido, cintas de casete o de vídeos suyas y artículos de ropa y joyería.
3. Escribir: Hacer que el superviviente escriba una o varias cartas al fallecido expresando sus pensamientos y sentimientos. Esto le puede ayudar a arreglar los asuntos pendientes y a expresar las cosas que necesite decirle. Llevar una diario explicando la experiencia del duelo o escribir poesía también puede facilitar la expresión de sentimientos y dar significado personal a la experiencia de la pérdida.
4. Dibujar: Al igual que la escritura, hacer dibujos que reflejen los propios sentimientos y experiencias con el fallecido son también útiles. Ésta es una técnica muy buena para usar con niños, pero también funciona con adultos.
5. Role playing: Ayudar a las personas a representar diferentes situaciones que temen o sobre las que se sienten molestas es una manera de desarrollar sus habilidades, algo que es muy útil al trabajar con la tarea III. El asesor puede participar en el role playing ya sea como facilitador o para modelar posibles conductas nuevas en el cliente.
6. Reestructuración cognitiva: Aquí el supuesto subyacente es que nuestros pensamientos influyen en nuestros sentimientos, sobre todo los pensamientos encubiertos y el habla interna que fluye constantemente en nuestra mente. Al ayudar al paciente a identificar estos pensamientos y contrastarlos con la realidad para ver su precisión y sobregeneralización, el asesor puede ayudar a reducir los sentimientos disfóricos que provocan ciertos pensamientos irracionales, como “nadie me volverá a querer de nuevo”, un pensamiento que ciertamente no es probable en el presente.
7. El libro de recuerdos: Una actividad que puede realizar la familia conjuntamente es hacer un libro de recuerdos sobre el fallecido. Este libro puede incluir historias sobre los acontecimientos familiares, cosas memorables como instantáneas y otras fotografías y poemas y dibujos realizados por diferentes  miembros, incluidos los niños. Esta actividad puede ayudar a la familia a recordar viejas historias y finalmente, a elaborar el duelo con una imagen más realista de la persona muerta. Ademas, los niños pueden volver a revisarlo para reintegrar la pérdida en su vida de crecimiento y cambios.
8. Imaginación guiada: Ayudar a la persona a imaginar al fallecido, ya sea con los ojos cerrados o visualizando su presencia en una silla vacía, y animarle a decirle las cosas que siente necesidad de decirle, es una técnica muy poderosa. El poder viene, no de la imaginación sino de estar en el presente, y de nuevo, hablar con la persona en vez de hablar de la persona.

Luto gestacional: La cuna vacía


Luto gestacional: La cuna vacía

     Cuando se produce una pérdida durante el embarazo, la vida y la muerte caminan juntas. Es una paradoja para la que nadie está preparado y por eso es tan delicado saber qué decir o hacer. Tampoco existen rituales religiosos que legitimen, faciliten y reconforten a los progenitores. Los familiares y amigos evitan hablar del tema por temor a causar más dolor que beneficio. Mientras, los padres viven su experiencia en soledad.

    La pérdida de un hijo es un suceso para el que la naturaleza no nos ha dado herramientas. Para la madre, la sensación de haber tenido un bebé dentro de su vientre y no tenerlo en brazos se traduce en un sentimiento confuso. Su cuerpo le dice que acaba de ser mamá, pero no tiene un hijo al que abrazar. Sus pechos pueden rebosar leche, pero no hay bebé al que amamantar. El padre, por su parte, suele ver como sus sentimientos son, en ocasiones, ignorados, ya que se tiende a centrarse en el dolor de la madre y a olvidar que él también ha perdido a su bebé. Por ello, es importante recordar que el padre también necesitará apoyo y comprensión.

      Puede suceder que, dentro de la propia pareja, cada miembro tienda a manifestar su dolor de manera diferente, o incluso a no mostrarlo abiertamente. Esto no quiere decir que no lo sientan en lo más profundo de su ser, sino que las maneras de llevar el duelo pueden diferir considerablemente entre ambos. Mantenerse unidos, apoyarse el uno al otro y comprender la diferencia en ese sentido resulta especialmente importante para sobrellevar la pérdida y enfrentarse al día a día.

     De todas las concepciones que se producen, el 43 por ciento no llega a alcanzar las 20 semanas de gestación. De éstos, el 75 por ciento de las pérdidas se producen antes de la implantación, tan temprano que ni las mujeres sabían que estaban embarazadas. Sólo el restante 25 por ciento se reconoce clínicamente.

Clasificación de pérdidas de embarazo según la edad gestacional

Aborto:  es la pérdida del embarazo antes de que sea viable. Se considera que con certeza es no viable cuando no alcanza las 20 semanas de embarazo. Entre las 20 y las 24 es «probablemente inviable». Para que se llame aborto, cuando ha nacido ha de pesar menos de 500 gramos. Se llama aborto precoz el del primer trimestre (muerte de un embrión) y tardío, el del segundo trimestre (muerte de un feto, desde las 13 semanas).

Muerte fetal: es la denominación que se suele utilizar para pérdidas de embarazos de más de 20 semanas. En sentido amplio, muerte fetal es la muerte de un feto, es decir, a partir de las 13 semanas, ya que, al cumplir 13 semanas el embrión pasa a llamarse feto. Por ello, muerte fetal temprana y aborto tardío son sinónimos (pérdidas entre 13 y 20 semanas). Muerte fetal tardía es la que ocurre en el tercer trimestre (después de cumplir 28 semanas) o, más exactamente, cuando el feto muerto pesa más de 1.000 gramos.

Muerte perinatal: incluye la muerte fetal tardía, la muerte durante el parto y la muerte neonatal precoz. La muerte neonatal precoz es la muerte en los primeros 7 días desde el nacimiento (en contraposición a muerte neonatal tardía, que es la que ocurre entre los 7 y los 28 días tras el nacimiento).

Principales causas de muerte del neonato

Según los trimestres, las principales causas de pérdida de embarazo son:

 1er trimestre: causas genéticas.
 2º trimestre: causas infecciosas.
 3er trimestre: causas umbilicales (accidentes con el cordón umbilical).

Abordaje psicológico

La cuna vacía
La mujer que ha sido diagnosticada con una muerte fetal in útero, en estos momentos, sentirá una mezcla de emociones: rabia, conmoción, confusión, desengaño. La pregunta más importante es por qué ha muerto el bebé, y a veces no puede ser respondida inmediatamente. En los casos en los que hay tiempo hasta que el parto comience, aunque es duro, puede darse la posibilidad de que piense sobre los próximos días, que serántan importantes para su vida.

La mujer debe saber que en todo momento ella tiene el control sobre su parto y puede desarrollar el plan de parto que ella prefiera. Éstos son algunos de los asuntos sobre los que la mujer se puede plantear decidir:

  • Quién le gustaría que estuviera presente en el parto.
  • Si le gustaría bañar al bebé.
  • Si le gustaría que otras personas allegadas vieran y sujetaran al bebé cuando nazca.
  • Si le gustaría llevarse una cámara de fotos para sacar fotos del bebé.
  • A quién le gustaría informar de la tragedia.
  • Si desea y cómo la organización de algún ritual o funeral.

     Los padres que han sido afectados por la muerte de su bebé durante el embarazo, o poco después, se ven enfrentados a un montón de decisiones en los instantes o días siguientes a la muerte. 

En estos momentos es comprensible que ellos encuentren muy duro asumir la realidad de lo que está pasando y que no sepan lo que hacer. Pero la memoria del corto tiempo que van a tener con su bebé para despedirse es muy importante para el resto de la vida. Todas las decisiones que deberán afrontar son muy personales; no hay nada correcto ni incorrecto y nadie puede decirles lo que es mejor para ellos.

Ver y sujetar al bebé

Muchos padres han percibido que el hecho de sujetar a su bebé les ha servido para confortarles en unos momentos de intenso shock. Pero cada persona es diferente y tiene que encontrar lo que es mejor para sí misma. Esto también es válido para otros miembros
de la familia, como sus hermanos/as o abuelos. Al dejarles sujetar al bebé se les puede ayudar a que sea más fácil superar la pérdida.

Vestir y bañar al bebé

Los padres pueden elegir vestir y bañar al bebé ellos mismos, e incluso dejar un muñeco o foto junto al pequeño. 

Dar nombre al bebé

De esta manera su existencia se hace más real, tanto para los padres como para el resto de sus familiares y amigos. Incluso pueden hacer que el bebé sea bendecido si es lo que desean. Si ya tenía elegido un nombre para el bebé, probablemente es mejor que usen ese nombre y que no lo guarden para otro hijo en el futuro. Es recomendable que, en la mente de todos, este bebé tenga su propia identidad. Lo contrario puede llevar a un deseo de sustituirlo. Un error habitual de los padres es tratar de reemplazarlo y poner al siguiente el nombre que deseaban para éste. Es un error, porque, de alguna forma, está predisponiendo al nuevo a tener que llenar un hueco o suplir unas expectativas.

Esto no quiere decir que, por el contrario, no se deba respetar el deseo de muchos padres de no poner nombre a este bebé. 

Otros hijos y familia

Si existen otros hijos, se debería considerar la posibilidad de dejarles ver y tener a su hermano/a. Aunque puede parecer duro, puede que se sientan mejor al ver que su hermano/a era real y no asustaba. A veces, la imaginación de un niño sobre algo que no ha visto puede ser peor que la realidad. Ver y tener en brazos al bebé podría hacer que la muerte fuera más fácil de aceptar a largo plazo. Presentar el bebé al resto de la familia más
allegada puede ayudar a sentir al bebé como parte de la familia y ayudar a que se apoyen unos a otros durante el duelo.

Crear memorias

Si los padres no son partidarios de tomar fotos en esos momentos, muchos hospitales pueden hacerlas y guardarlas, por si cambiaran de opinión en el futuro.

Recuerdos

Muchos padres perciben que guardar recuerdos del bebé que puedan ver y tocar les ayuda en su duelo. Ejemplos de recuerdos que se pueden guardar son: pulsera de identificación, un mechón de pelo, huellas de las manos y pies, la manta en la que estuvo envuelto, las medidas de peso y longitud, una foto de ecografía, las tarjetas de las flores que recibió. Algunos hospitales tienen libros de memorias diseñados especialmente para guardar este tipo de cosas.

Tener una copia de la historia clínica del embarazo/parto

Algunos padres pueden encontrar beneficioso tener un registro de la vida del bebé.

Hablar con alguien

Con amigos y familiares, profesionales dedicados a esto y organizaciones de afectados. Conocer a otros padres que han pasado por una situación similar puede ayudar a que sientan menos soledad. El duelo no tiene un comienzo ni un final, es un viaje por un paisaje siempre cambiante. Cuando los padres dejan el hospital pueden sentir que están saliendo como personas diferentes de las que entraron unas horas o días antes.

Dejar el hospital sin un bebé que llevarse a casa es el primer paso difícil en el viaje del duelo. Hombres y mujeres tienden a tener formas diferentes de sufrir su pérdida y situaciones tan trágicas pueden tener un impacto en su relación. Después de haber perdido un bebé, el momento y el seguimiento de futuros embarazos será un asunto muy sensible para los padres. 

Si deseas mas información de este importante tema, descarga aquí el libro PDF "La cuna vacía".

El Eneagrama de la Personalidad

Claudio Naranjo en el X Congreso Internacional de Gestalt organizado por la Asociación Gestáltica de Buenos Aires


Conferencia Carmen Vázquez (psicóloga clínica y psicoterapeuta gestáltica)



Conferencia Carmen Vázquez (psicóloga clínica y psicoterapeuta gestáltica)

Charlando con Borja Vilaseca

Así comenzó todo. Con un pitido raro en el iPhone. Era la notificación de Periscope, avisándome por segunda vez en el día que @borjavilaseca estaba transmitiendo en vivo. Ahí estaba él. Despeinado, relajado, recién levantado seguramente. Como tu, como yo, como todos. Como quien vive el despertar de una nueva etapa en su vida. Así me encontré a Borja sentado en el salón de su casa, esperando a que sus hijos llegaran del colegio. Así volví a confirmar que es una persona libre del temor a las críticas. Totalmente cómodo con su ser. Sin temor al qué dirán. Borja no paraba de hacernos preguntas sobre su nuevo descubrimiento: la red social de Periscope. ¿Que cómo era que salían esos corazones a la derecha de la pantalla? ¿Que qué pasaría si en ese momento tuviera una llamada entrante? Y entre pregunta y descubrimiento nos iba saludando a los no más de cinco seguidores que nos conectamos en ese momento a su transmisión en vivo. Algunos le pedían que diera una charla TED. Yo comencé preguntándole por sus razones por las cuales dejó de colaborar con el diario El País.
Pero de repente sucedió algo curioso. Nadie decía nada. Nadie preguntaba nada más. Ahí estaba yo, del otro lado de la pantalla, viendo a un Borja relajado, pasando el rato, sentado en el sofá del salón de su casa. Y por un momento sentí que estábamos los dos solos, frente a frente. Entonces pensé: vaya estupidez tener por primera vez a Borja delante de mi y quedarme callado (carcajadas nerviosas). Al final me atreví y le pregunté: Borja, ¿cómo hago para terminar de escribir mi primer libro? Soy incapaz de hacerlo. ¿Por qué no das un taller on-line para personas que tenemos un libro en mente, pero somos incapaces de darle forma? En eso se hizo un pequeño silencio y escuché: Hola @talentoenretail. Y de repente, con toda su experiencia como escritor, como periodista, con un montón de libros a sus espaldas y cientos de artículos escritos para diarios nacionales, ahí tenía yo a Borja Vilaseca hablándome desde donde siempre habla, desde el corazón, regalándome sus mejores consejos.
Yo no me lo podía creer. Salté de la mesa para coger un folio el blanco y tomar notas apresuradamente. Borja no paraba de hablar. La experiencia en Periscope es rara, porque no es una videoconferencia, no ves a la gente que te está escuchando. Te imaginas que están ahí, pero no sabes si se están sacando un moco o de plano te han dejado hablando solo. Yo lo más que hacía para que la duda no interrumpiera su discurso, era mandarle corazones de «me gusta» para que supiera que me estaba encantando lo que compartía conmigo. Y de vez en cuando un apresurado OK para hacerle saber que estaba de acuerdo, mientras él terminaba sus frases diciendo: -¿si me explico?-. Al final de este relato podrás ver la foto de la apresurada nota que fui escribiendo. Pero si me gustaría profundizar en sus consejos y añadir algo más de la gran sabiduría que he sacado de Steven Pressfield y su libro “La Guerra del Arte” y de los sencillos pero majestuosos consejos que recibí de mi querido Borja. Porque como leerás a continuación, Borja y Steven coinciden en varios asuntos clave.



LO QUE SEA QUE ESCRIBAS, QUE SEA DIGNO DE TI

Me habría gustado dejarte tan sólo con el mensaje romántico de lo importante que es ser auténtico, pero mientras Borja seguía hablando yo no paraba de reflexionar en los últimos textos que había escrito para mi libro. Mi crisis creativa era tal, que había abandonado la estructura inicial y me había planteado escribir artículos de fácil lectura para los seguidores de mi blog y que luego estos me ayudaran a rellenar las partes flojas de un libro que en ese momento ya no tenía ni pies ni cabeza. Había comenzado a escribir para empatizar con la pereza que tienen los usuarios por leer, en lugar de defender mis porqués.
«Lo que sea que escribas, que sea digno de ti»Borja Vilaseca

EL REGALO

Ya para terminar, quiero regalarte a ti también los 12 puntos que aprendí hoy de Borja Vilaseca, un verdadero obsequio, para retomar la escritura de mi primer libro. Espero que te sirvan a ti también.
  1. Pregúntate para quién escribes

  2. Asegurarte si estás escribiendo desde el miedo o desde el amor

  3. Ten claro el problema del lector

  4. Se empático

  5. Tómate el primer Jin Tonic

  6. Define la estructura, el índice y haz lluvia de ideas

  7. Crea el prólogo – habla de tus porqués –

  8. Divídelo en partes (tres está bien), y capítulos, y subcapítulos

  9. Tómate el segundo Jin Tonic.

  10. Documéntate, subraya tus lecturas, toma notas.

  11. Escribe a través de ti, para los demás.

  12. Lo que sea que escribas, que sea digno de ti.

Charla con Borja - notas


LA TIRANÍA DE LA PERFECCIÓN

Una cosa más. No podía terminar esa fantástica Master Class sin preguntarle a Borja cómo lidiar con uno de mis verdugos predilectos: la perfección. A lo que Borja amorosamente respondió:

«Prefiero ser feliz que ser perfecto.

Subido a la rueda de la perfección, serás como un hamster. Nunca llegarás»

La perfección es como un hamster corriendo en su rueda, jamás la puedes alcanzar.
Gracias amigo

Conferencia Claudio Naranjo "El viaje interior"

Elizabeth Kübler-Ross: La connotada científica que confirmó que sí existe el Más Allá

Elizabeth Kübler-Ross: La connotada científica que confirmó que sí existe el Más Allá


 

Esta médico y psiquiatra suiza recabó centenares de testimonios de experiencias extracorporales, lo que la llevó a concluir que “la muerte no era un fin, sino un radiante comienzo”.
La doctora suiza Elizabeth Kübler-Ross se convirtió en el siglo XX en una de las mayores expertas mundiales en el tétrico campo de la muerte, al implementar modernos cuidados paliativos con personas moribundas para que éstas afrontaran el fin de su vida con serenidad y hasta con alegría (en su libro “On death and dying”, de 1969, que versa sobre la muerte y el acto de morir, describe las diferentes fases del enfermo según se aproxima su muerte, esto es, la negación, ira, negociación, depresión y aceptación). Sin embargo, esta médico, psiquiatra y escritora nacida en Zurich en 1926 también se transformó en una pionera en el campo de la investigación de las experiencias cercanas a la muerte, lo que le permitió concluir algo que espantó a muchos de sus colegas: sí existe vida después de la muerte.
La férrea formación científica de esta doctora, que se graduó en psiquiatría en Estados Unidos, recibiendo posteriormente 23 doctorados honoríficos, se pondría a prueba luego de que a lo largo de su prolongada práctica profesional los enfermos moribundos a los que trataba le relataran una serie de increíbles experiencias paranormales, lo que la motivó a indagar si existía el Más Allá o la vida después de la muerte. Así, se dedicó a estudiar miles de casos, a través del mundo entero, de personas de distinta edad (la más joven tenía dos años, y la mayor, 97 años), raza y religión, que habían sido declaradas clínicamente muertas y que fueron llamadas de nuevo a la vida.
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“El primer caso que me asombró fue el de una paciente de apellido Schwartz, que estuvo clínicamente muerta mientras se encontraba internada en un hospital. Ella se vio deslizarse lenta y tranquilamente fuera de su cuerpo físico y pronto flotó a una cierta distancia por encima de su cama. Nos contaba, con humor, cómo desde allí miraba su cuerpo extendido, que le parecía pálido y feo. Se encontraba extrañada y sorprendida, pero no asustada ni espantada. Nos contó cómo vio llegar al equipo de reanimación y nos explicó con detalle quién llegó primero y quién último. No sólo escuchó claramente cada palabra de la conversación, sino que pudo leer igualmente los pensamientos de cada uno. Tenía ganas de interpelarlos para decirles que no se dieran prisa puesto que se encontraba bien, pero pronto comprendió que los demás no la oían. La señora Schwartz decidió entonces detener sus esfuerzos y perdió su conciencia. Fue declarada muerta cuarenta y cinco minutos después de empezar la reanimación, y dio signos de vida después, viviendo todavía un año y medio más. Su relato no fue el único. Mucha gente abandona su cuerpo en el transcurso de una reanimación o una intervención quirúrgica y observa, efectivamente, dicha intervención”.
La doctora Kübler-Ross añade que “otro caso bastante dramático fue el de un hombre que perdió a sus suegros, a su mujer y a sus ocho hijos, que murieron carbonizados luego que la furgoneta en la que viajaban chocara con un camión cargado con carburante. Cuando el hombre se enteró del accidente permaneció semanas en estado de shock, no se volvió a presentar al trabajo, no era capaz de hablar con nadie, intentó buscar refugio en el alcohol y las drogas, y terminó tirado en la cuneta, en el sentido literal de la palabra. Su último recuerdo que tenía de esa vida que llevó durante dos años fue que estaba acostado, borracho y drogado, sobre un camino bastante sucio que bordeaba un bosque. Sólo tenía un pensamiento: no vivir más y reunirse de nuevo con su familia. Entonces, cuando se encontraba tirado en ese camino, fue atropellado por un vehículo que no alcanzó a verlo. En ese preciso momento se encontró él mismo a algunos metros por encima del lugar del accidente, mirando su cuerpo gravemente herido que yacía en la carretera. Entonces apareció su familia ante él, radiante de luminosidad y de amor. Una feliz sonrisa sobre cada rostro. Se comunicaron con él sin hablar, sólo por transmisión del pensamiento, y le hicieron saber la alegría y la felicidad que el reencuentro les proporcionaba. El hombre no fue capaz de darnos a conocer el tiempo que duró esa comunicación, pero nos dijo que quedó tan violentamente turbado frente a la salud, la belleza, el resplandor que ofrecían sus seres queridos, lo mismo que la aceptación de su actual vida y su amor incondicional, que juró no tocarlos ni seguirlos, sino volver a su cuerpo terrestre para comunicar al mundo lo que acababa de vivir, y de ese modo reparar sus vanas tentativas de suicidio. Enseguida se volvió a encontrar en el lugar del accidente y observó a distancia cómo el chofer estiraba su cuerpo en el interior del vehículo. Llegó la ambulancia y vio cómo lo transportaban a la sala de urgencias de un hospital. Cuando despertó y se recuperó, se juró a sí mismo no morirse mientras no hubiese tenido ocasión de compartir la experiencia de una vida después de la muerte con la mayor cantidad de gente posible”.
La doctora Kübler-Ross añadió “que investigamos casos de pacientes que estuvieron clínicamente muertos durante algunos minutos y pudieron explicarnos con precisión cómo los sacaron el cuerpo del coche accidentado con dos o tres sopletes. O de personas que incluso nos detallaron el número de la matricula del coche que los atropelló y continuó su ruta sin detenerse. Una de mis enfermas que sufría esclerosis y que sólo podía desplazarse utilizando una silla de ruedas, lo primero que me dijo al volver de una experiencia en el umbral de la muerte fue: «Doctora Ross, ¡Yo podía bailar de nuevo!», o niñas que a consecuencia de una quimioterapia perdieron el pelo y me dijeron después de una experiencia semejante: «Tenía de nuevo mis rizos». Parecían que se volvían perfectos. Muchos de mis escépticos colegas me decían: «Se trata sólo de una proyección del deseo o de una fantasía provocada por la falta de oxígeno.» Les respondí que algunos pacientes que sufrían de ceguera total nos contaron con detalle no sólo el aspecto de la habitación en la que se encontraban en aquel momento, sino que también fueron capaces de decirnos quién entró primero en la habitación para reanimarlos, además de describirnos con precisión el aspecto y la ropa de todos los que estaban presentes”.
La muerte no existe
La doctora Kübler-Ross aseguró que después de investigar estos casos concluyó que la muerte no existía en realidad, pues ésta sería no más que el abandono del cuerpo físico, de la misma manera que la mariposa deja su capullo de seda. ”Ninguno de mis enfermos que vivió una experiencia del umbral de la muerte tuvo a continuación miedo a morir. Ni uno sólo de ellos, ni siquiera los niños. Tuvimos el caso de una niña de doce años que también estuvo clínicamente muerta. Independientemente del esplendor magnífico y de la luminosidad extraordinaria que fueron sido descritos por la mayoría de los sobrevivientes, lo que este caso tiene de particular es que su hermano estaba a su lado y la había abrazado con amor y ternura. Después de haber contado todo esto a su padre, ella le dijo: «Lo único que no comprendo de todo esto es que en realidad yo no tengo un hermano.» Su padre se puso a llorar y le contó que, en efecto, ella había tenido un hermano del que nadie le había hablado hasta ahora, que había muerto tres meses antes de su nacimiento”.
La doctora agregó que “en varios casos de colisiones frontales, donde algunos de los miembros de la familia morían en el acto y otros eran llevados a diferentes hospitales, me tocó ocuparme particularmente de los niños y sentarme a la cabecera de los que estaban en estado crítico. Yo sabía con certeza que estos moribundos no conocían ni cuántos ni quiénes de la familia ya habían muerto a consecuencia del accidente. En ese momento yo les preguntaba si estaban dispuestos y si eran capaces de compartir conmigo sus experiencias. Uno de esos niños moribundos me dijo una vez: «Todo va bien. Mi madre y Pedro me están esperando ya.» Yo ya sabía que su madre había muerto en el lugar del accidente, pero ignoraba que Pedro, su hermano, acababa de fallecer 10 minutos antes”.
La luz al final del túnel
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La doctora Kübler-Ross explicó que después que abandonar el cuerpo físico y de reencontrarse con aquellos seres queridos que partieron y que uno amó, se pasa por una fase de transición totalmente marcada por factores culturales terrestres, donde aparece un pasaje, un túnel, un pórtico o la travesía de un puente. Allí, una luz brilla al final. “Y esa luz era más blanca, de una claridad absoluta, a medida que los pacientes se aproximaban a ella. Y ellos se sentían llenos del amor más grande, indescriptible e incondicional que uno se pudiera imaginar. No hay palabras para describirlo. Cuando alguien tiene una experiencia del umbral de la muerte, puede mirar esta luz sólo muy brevemente. De cualquier manera, cuando se ha visto la luz, ya no se quiere volver. Frente a esta luz, ellos se daban cuenta por primera vez de lo que hubieran podido ser. Vivían la comprensión sin juicio, un amor incondicional, indescriptible. Y en esta presencia, que muchos llaman Cristo o Dios, Amor o Luz, se daban cuenta de que toda vuestra vida aquí abajo no es más que una. Y allí se alcanzaba el conocimiento. Conocían exactamente cada pensamiento que tuvieron en cada momento de su vida, conocieron cada acto que hicieron y cada palabra que pronunciaron. En el momento en que contemplaron una vez más toda su vida, interpretaron todas las consecuencias que resultaron de cada uno de sus pensamientos, de sus palabras y de cada uno de sus actos. Muchos se dieron cuenta de que Dios era el amor incondicional. Después de esa «revisión» de sus vidas ya no lo culpaban a Él como responsable de sus destinos. Se dieron cuenta de que ellos mismos eran sus peores enemigos, y se reprocharon el haber dejado pasar tantas ocasiones para crecer. Sabían ahora que cuando su casa ardió, que cuando su hijo falleció, cuando su marido fue herido o cuando sufrieron un ataque de apoplejía, todos estos golpes de la suerte representaron posibilidades para enriquecerse, para crecer”.
La especialista, en este punto, hizo una recomendación a todos aquellos que sufren el trance de tener cerca a algún ser querido a punto de morir. “Deben saber que si se acercan al lecho de su padre o madre moribundos, aunque estén ya en coma profundo, ellos oyen todo lo que les dicen, y en ningún caso es tarde para expresar «lo siento», «te amo» o alguna otra cosa que quieran decirles. Nunca es demasiado tarde para pronunciar estas palabras, aunque sea después de la muerte, ya que las personas fallecidas siguen oyendo. Incluso en ese mismo momento se pueden arreglar «asuntos pendientes», aunque éstos se remonten a diez o veinte años atrás. Se pueden liberar de su culpabilidad para poder volver a vivir ellos mismos”.
La “conciencia cósmica “ de la doctora Kübler-Ross
La doctora Elizabeth Kübler-Ross, intrigada por todos estos asombrosos relatos, decidió una vez comprobar por sí misma su veracidad. Y, luego de ser inducida a una muerte artificial en un laboratorio médico de Virginia, experimentó dos veces estar fuera de su cuerpo. “Cuando volví a la conciencia tenía la frase «Shanti Nilaya», que por cierto no sabía qué significaba, dándome vueltas en mi cabeza. La noche siguiente la pasé sola, en una pensión aislada en medio del bosque de Blue Ridge Mountains. Allí, luego de sufrir inexplicables dolores físicos, fue gratificada con una experiencia de renacimiento que no podría ser descrita con nuestro lenguaje. Al principio hubo una oscilación o pulsación muy rápida a nivel del vientre que se extendió por todo mi cuerpo. Esta vibración se extendió a todo lo que yo miraba: el techo, la pared, el suelo, los muebles, la cama, la ventana y hasta el cielo que veía a través de ella. Los árboles también fueron alcanzados por esta vibración y finalmente el planeta Tierra. Efectivamente, tenía la impresión de que la tierra entera vibraba en cada molécula. Después vi algo que se parecía al capullo de una flor de loto que se abría delante de mí para convertirse en una flor maravillosa y detrás apareció esa luz esplendorosa de la que hablaban siempre mis enfermos. Cuando me aproximé a la luz a través de la flor de loto abierta y vibrante, fui atraída por ella suavemente pero cada vez con más intensidad. Fui atraída por el amor inimaginable, incondicional, hasta fundirme completamente en él. En el instante en que me uní a esa fuente de luz cesaron todas las vibraciones. Me invadió una gran calma y caí en un sueño profundo parecido a un trance. Al despertarme caí en el éxtasis más extraordinario que un ser humano haya vivido sobre la tierra. Me encontraba en un estado de amor absoluto y admiraba todo lo que estaba a mi alrededor. Mientras bajaba por una colina estaba en comunión amorosa, con cada hoja, con cada nube, brizna de hierba y ser viviente. Sentía incluso las pulsaciones de cada piedrecilla del camino y pasaba «por encima» de ellas, en el propio sentido del término, interpelándolas con el pensamiento: «No puedo pisaros, no puedo haceros daño», y cuando llegué abajo de la colina me di cuenta de que ninguno de mis pasos había tocado el suelo y no dudé de la realidad de esta vivencia. Se trataba sencillamente de una percepción como resultado de la conciencia cósmica. Me fue permitido reconocer la vida en cada cosa de la naturaleza con este amor que ahora soy incapaz de formular. Me hicieron falta varios días para volver a encontrarme bien en mi existencia física, y dedicarme a las trivialidades de la vida cotidiana como fregar lavar la ropa o preparar la comida para mi familia. Posteriormente averigué que “Shanti Nilaya» significa el puerto de paz final que nos espera. Ese estar en casa al que volveremos un día después de atravesar nuestras angustias, dolores y sufrimientos, después de haber aprendido a desembarazarnos de todos los dolores y ser lo que el Creador ha querido que seamos: seres equilibrados que han comprendido que el amor verdadero no es posesivo”.
La Dra. Elizabeth Kübler-Ross, luego que en 1995 sufriera una serie de apoplejías que paralizaron el lado derecho de su cara, falleció en Scottdale, Arizona, el 24 de agosto del 2004. Se enfrentó a su propia muerte con la valentía que había afrontado la de los demás, y con el coraje que aprendió de sus pacientes más pequeños. Sólo pidió que la despidieran con alegría, lanzando globos al cielo para anunciar su llegada.
En su lecho de muerte, por cierto, sus amigos y seres queridos le preguntaron si le temía a la muerte, a lo que ella replicó: «No, de ningún modo me atemoriza; diría que me produce alegría de antemano. No tenemos nada que temer de la muerte, pues la muerte no es el fin sino más bien un radiante comienzo. Nuestra vida en el cuerpo terrenal sólo representa una parte muy pequeña de nuestra existencia. Nuestra muerte no es el fin o la aniquilación total, sino que todavía nos esperan alegrías maravillosas”.
Fuente: http://www.guioteca.com/fenomenos-paranormales/elizabeth-kubler-ross-la-connotada-cientifica-que-confirmo-que-si-existe-el-mas-alla/